jueves, 13 de noviembre de 2014

ARTÍCULO DE OPINIÓN

   Es habitual encontrar docentes en formación solicitando instructivos que respondan al interrogante de cómo llevar a cabo la tarea de enseñanza o buscando recetas para afrontar el proceso de los alumnos en la adquisición de los conocimientos. Si usted es un estudiante del profesorado de nivel inicial o primario, lamento decepcionarlo pero debo aclararle que no existen “recetas mágicas” o un listado sistemático de “pasos a seguir” que confirmen el éxito en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. A partir de ésta premisa y mediante éste artículo pretendo abordar algunas teorías, que nos convocan a analizar algunas cuestiones inherentes a la educación, para comprender un poco mejor el concepto de aprendizaje relacionado con las prácticas educativas. 
   Les propongo arremangarnos y humildemente comenzar un proceso de investigación que nunca tendrá fecha de caducidad. En primera instancia, debemos saber que las prácticas educativas requieren de cierta aptitud inicial, de un interés en la profesión, motivación, dedicación, investigación y una actualización permanente. 
   En segunda instancia, si queremos una práctica educativa exitosa, debemos tener muy presente al destinatario y receptor de nuestra acción: el niño. Podríamos dedicarnos eternamente a ejecutar técnicas a través del ensayo y error, o bien respaldarnos en prescripciones tradicionales, preceptos educativos y en la experiencia de colegas o docentes expertos. Otra opción, sería la ardua tarea de abrir el campo de observación, orientándonos al conocimiento e incorporación de una ciencia que estudie las propiedades del aprendizaje, relacionadas con las maneras de efectuar cambios cognoscitivos estables, otorgándole un valor social: la psicología educativa. Esta ciencia, se desprende de las leyes de la psicología general que, entre otras cuestiones, estudia la naturaleza de experiencias de aprendizaje simples o de corto plazo. La psicología educacional, en cambio, se ocupa del aprendizaje permanente involucrado en la asimilación del conocimiento en un ámbito determinado, en un contexto social destinado a tal fin: la escuela. Recordemos que la educación es un proceso intencional, guiado o manipulado con fines prácticos y específicos: el de transmisión cultural. Un psicólogo se ocupa de aspectos generales del desarrollo cognoscitivo mientras que un psicólogo educativo se ocupa de los aprendizajes dentro las prácticas escolares, basándose en preceptos de las teorías del aprendizaje generadas por la psicología general. Cabe aclarar que la extrapolación de estas teorías a las prácticas, han sido malinterpretadas en muchas ocasiones, generando confusión y contradicción en conceptos educativos, ya que estas teorías no han sido desarrolladas con fines educativos. Las mismas deben tomarse como hipótesis o guías para desarrollar conceptos pertinentes a la situación específica.
Giuliana Buono


A continuación: el MAESTRO Horacio Cárdenas



No hay comentarios:

Publicar un comentario