jueves, 27 de noviembre de 2014

SABIAS PALABRAS



Aprender a enseñar
     Hubo un día, luego de otros muchos días de ejercer en escuelas públicas y privadas, en que aprendí a ser maestra. Fue cuando, a los poquitos días de ingresar como maestra de 6° y 7° de una escuela pública (a la que amo profundamente), un niño, al que llamaré M., alumno de 6°, me dijo: “Yo no puedo escribir lo que me decís, yo soy analfabeto”. Sí, no solo utilizó dos veces el “yo” para afirmar que era a él mismo a quien se refería y que a mí no me quedaran dudas, también, luego de 7 años de escolaridad (porque es “repetidor”) ese niño se autorpoclamaba como “analfabeto”
Maestra de grado Paula Muriel Martínez

CENTRO CULTURAL de la COOPERACIÓN

La escritura entre maestras y maestros


Una experiencia mancomunada que busca la liberación y la emancipación de la escuela

Un maestro es quien construye una narrativa en la cual vivir. Narrar es una de las formas de leer el mundo y para nosotros, “esta lectura”  es la que le hace sitio y da lugar a la experiencia. La experiencia para un docente es lo cotidiano, es relatar nuestras historias y nuestras vivencias, es dar lugar a un espacio que abre la vía que necesitamos para que las prácticas, a veces celosamente guardadas, puedan salir a la luz, puedan ser comunicadas, consultadas, criticadas o descartadas, y tal vez, reformuladas. Este trabajo tiene su importancia en que son quienes lo realizaron aquellos que lo relatan. 


DOCENTES Y ESTUDIANTES ESCRITORES.
 ENS N°2 MARIANO ACOSTA




miércoles, 19 de noviembre de 2014

FILOSOFÍA Y EDUCACIÓN

“La crisis de la educación es una realidad que está ligada, en cierto sentido, al surgimiento de la democracia. Nunca hay crisis de la educación en sociedades totalitarias, no hay crisis de educación en las sociedades teocráticas ni en la sociedad dictatorial (…) La democracia afirma que (…) el lugar del poder está vacío y debe seguir quedando vacío y solo puede ser ocupado provisoriamente por hombres que acepten ser los mandantes de aquellos que les confían provisoriamente el poder. Entonces tenemos que alegrarnos de la crisis de la educación, en la Unión Soviética de los años 50 no había ninguna crisis de la educación, en el Irán del ayatolá Jomeini, en todos los países que están en manos de una dictadura no hay reflexión educativa.” (Meirieu, Philippe. 2006)

ESCUELAS ARGENTINAS

jueves, 13 de noviembre de 2014

ARTÍCULO DE OPINIÓN

   Es habitual encontrar docentes en formación solicitando instructivos que respondan al interrogante de cómo llevar a cabo la tarea de enseñanza o buscando recetas para afrontar el proceso de los alumnos en la adquisición de los conocimientos. Si usted es un estudiante del profesorado de nivel inicial o primario, lamento decepcionarlo pero debo aclararle que no existen “recetas mágicas” o un listado sistemático de “pasos a seguir” que confirmen el éxito en los procesos de enseñanza y de aprendizaje. A partir de ésta premisa y mediante éste artículo pretendo abordar algunas teorías, que nos convocan a analizar algunas cuestiones inherentes a la educación, para comprender un poco mejor el concepto de aprendizaje relacionado con las prácticas educativas. 
   Les propongo arremangarnos y humildemente comenzar un proceso de investigación que nunca tendrá fecha de caducidad. En primera instancia, debemos saber que las prácticas educativas requieren de cierta aptitud inicial, de un interés en la profesión, motivación, dedicación, investigación y una actualización permanente. 
   En segunda instancia, si queremos una práctica educativa exitosa, debemos tener muy presente al destinatario y receptor de nuestra acción: el niño. Podríamos dedicarnos eternamente a ejecutar técnicas a través del ensayo y error, o bien respaldarnos en prescripciones tradicionales, preceptos educativos y en la experiencia de colegas o docentes expertos. Otra opción, sería la ardua tarea de abrir el campo de observación, orientándonos al conocimiento e incorporación de una ciencia que estudie las propiedades del aprendizaje, relacionadas con las maneras de efectuar cambios cognoscitivos estables, otorgándole un valor social: la psicología educativa. Esta ciencia, se desprende de las leyes de la psicología general que, entre otras cuestiones, estudia la naturaleza de experiencias de aprendizaje simples o de corto plazo. La psicología educacional, en cambio, se ocupa del aprendizaje permanente involucrado en la asimilación del conocimiento en un ámbito determinado, en un contexto social destinado a tal fin: la escuela. Recordemos que la educación es un proceso intencional, guiado o manipulado con fines prácticos y específicos: el de transmisión cultural. Un psicólogo se ocupa de aspectos generales del desarrollo cognoscitivo mientras que un psicólogo educativo se ocupa de los aprendizajes dentro las prácticas escolares, basándose en preceptos de las teorías del aprendizaje generadas por la psicología general. Cabe aclarar que la extrapolación de estas teorías a las prácticas, han sido malinterpretadas en muchas ocasiones, generando confusión y contradicción en conceptos educativos, ya que estas teorías no han sido desarrolladas con fines educativos. Las mismas deben tomarse como hipótesis o guías para desarrollar conceptos pertinentes a la situación específica.
Giuliana Buono


A continuación: el MAESTRO Horacio Cárdenas



¿DOCENTE Ó PSICÓLOGO?


            Debemos ser muy conscientes del desarrollo intelectual y el desarrollo de la mente infantil, quedando de manifiesto la importancia de las teorías de la mente. Situarnos en el lugar del otro como acto de descentración, implica reconocer sus competencias, su etapa madurativa, sus conocimientos previos, las dificultades que atraviesa y cómo podemos intervenir para ayudarlos en el proceso de adquisición del conocimiento; ya que nuestra función como docentes, sería la de armar un andamiaje para que el niño pueda construir nuevos conocimientos, acompañándolos en el proceso y no simplemente entregarle el “paquete del saber” como un objeto acabado. La educación, como transmisora de la cultura, implica conocimientos, normas, ritos, valores y conductas.

            El filósofo Juan Delval (2001), quien ha realizado grandes investigaciones en torno a la psicología evolutiva y educacional, comparte con nosotros la idea de que el ser hum
ano nace incompleto, como si fuera un producto sin terminar; que aprende sus conductas progresivamente a medida que va madurando. La incorporación de estos conocimientos nos permite anticiparnos a los sucesos para asegurar nuestra supervivencia. La especie humana es la única que realiza este proceso, el de educar con intención racional y no solo por instinto. El hombre ha sabido construir un sistema en torno a la actividad educativa e institucionalizarla. En sus escritos, Delval (2001), deja de manifiesto una diferencia entre transmisión genética mediante herencia de los genes; de la transmisión cultural que se produce a través de la enseñanza y el aprendizaje distinguiendo tres tipos de aprendizaje: incidental (ensayo y error),  por imitación o bien por corrección de la conducta del que está aprendiendo (marcando el error).
            En adición, Noemí Aizencag (2001), docente e investigadora el área psicopedagógica, diferencia el desarrollo subjetivo de los aprendizajes que se producen dentro de una institución educativa, de aquel que se produce en otros contextos. Es interesante ver cómo nos involucramos en el desarrollo de éste “aprendizaje artificial” o áulico con intencionalidad instructiva, diferenciándolo de aquel que se produce en medios cotidianos o de crianza. Observando estas diferencias podremos poner nuestro foco de atención en el desarrollo cognitivo y  la subjetividad del niño en un contexto educativo, sin perder la relación del vínculo expectante entre el que aprende y el que enseña.
            Las teorías psicológicas, a pesar de que no han sido creadas con un fin pedagógico y muy lejos de ser “recetas”, pueden significar una gran ayuda a la hora de analizar procesos cognitivos. No obstante, debemos tener presente que los principios psicológicos deben ser examinados por los docentes. Evaluar los factores situacionales al momento de establecer relaciones entre los procesos cognoscitivos y las prácticas educativas es sumamente importante. El conocimiento de éstos principios sin el juicio del docente carece de sentido; del mismo modo que el juicio sin conocer los principios psicológicos de aprendizaje se vuelve paupérrimo.
Giuliana Buono